Hoy un poema de Jorge Bucay que habla de cuando alguien se aleja y cierra la puerta...
Me
duele tu enfado.
Me
duele tu tristeza.
Me
duele tu enojo.
Pero
lo que más me duele es tu silencio…
Sentir
que te escondes de mí.
Que
estás detrás de tus “no sé”.
Que,
como el tango:
Te
busco y ya no estás.
¿Necesitas
una excusa para separarte de mí?
Puedo
subir la montaña más alta
con
tu ayuda.
Sin
ti, me cansa hasta jugar al escondite,
me
cansa saltar obstáculos,
me
cansa pelearme con tu orgullo,
me
cansa golpear la puerta
que
ambos queremos que se abra
y
tú mantienes cerrada.
No
creo en tu confusión sino en tus frenos.
No
creo en tu “tiempo” sino en tu orgullo.
No
creo en tu odio sino en tu frustración.
No
creo en tu conducta sino en tu sentir.
Me
siento como el ciego
del
poema de Rafael de León
“que
agita su pañuelo llorando
sin
darse cuenta de que el tren
hace
rato ya que ha partido...”
¡Ven!
¡Abre! ¡Habla!¡Pelea!
¡Que
estoy aquí!
Jorge
Bucay
Cartas
para Claudia
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