Vivir la vejez con plenitud



Fin de la vida laboral: En algunos casos, la vida se ha centrado mucho en el trabajo, en el éxito, incluso en el reconocimiento. Estas personas se resisten a dejar el trabajo y lo alargan, básicamente por miedo a que su vida deje de tener sentido. Es importante dar valor al trabajo bien hecho, mirar atrás y ver todo lo que se ha conseguido, qué nos ha hecho más sabios, y todo lo que podemos transmitir.
 
Los nietos y los derechos: Si bien hay muchas personas mayores que son felices cuidando a los nietos y esa tarea llena su vida, también hay casos «de abuso» por parte de los hijos, en que los abuelos asumen una tarea de «padres substitutos» y se pasan la vida cuidando de los nietos mientras los padres se divierten. (No hablo de los casos de necesidad en los cuales los padres deben de trabajar y no tienen alternativa). Los abuelos ya fueron padres y ahora tienen derecho a disfrutar de su tiempo libre, se han ganado el derecho a hacer vacaciones perpetuas, poder viajar y llevar a cabo todas aquellas cosas para las que antes no tenían tiempo.
 
Afán de valer: Todos conocemos a la persona mayor que se pasa el día en el gimnasio, o que compite con los más jóvenes en cualquier ámbito, para «demostrar que aún puede». El cuerpo se va deteriorando, y también las facultades mentales: la agilidad, la memoria, la destreza, se van haciendo más lentas. Como hemos dicho antes, el valor de la persona está en ser conscientes del trabajo realizado, de la experiencia. Es importante aceptar las propias limitaciones para dar importancia a otros valores. A medida que la salud y las capacidades se van deteriorando, habrá que aceptarlo y también, tarde o temprano, se deberá asumir la dependencia con los demás. Para las personas que han sido muy independientes, esto se hace especialmente difícil.
 
Cuando no se ha conseguido lo que se quería: Hemos visto las diferentes etapas de la vida, qué cambios suponen, cuáles son las metas a conseguir en cada una de ellas y cómo se pueden superar positivamente. Cuando la persona tiene la sensación de haber superado una etapa, de hacer lo que debía, estará satisfecha con ella misma y con la vida. Pero cuando una etapa no se supera, no se consigue lo que se esperaba, esto provoca un malestar, que se puede alargar en el tiempo. Si la persona «falla» en más de una etapa de la vida, el rencor y el malestar se pueden instalar como un sentimiento permanente. Son esas personas mayores que nos da la sensación de que están «amargadas». Probablemente no han conseguido lo que se habían propuesto en su vida y no lo han aceptado. A medida que la persona se va haciendo mayor, cada vez es más difícil «re-colocar» un pasado del cual no se está satisfecho. Por eso es importante enfrentarse a los problemas cuando aparecen y no dejar que se hagan crónicos.
 
La prisa: Una de las cosas a las que se tendrá que enfrentar la persona mayor es asumir que el final se va acercando, que cada vez queda menos tiempo y que hemos vivido más cosa de las que nos quedan por vivir. Esto crea una sensación de «prisa» que también se debería superar. Son esas personas mayores que siempre van corriendo, que se quieren colar en la cola del supermercado y que cruzan el semáforo en rojo. La angustia de la prisa es uno de los sentimientos que habrá que superar.
 
La pasión: También la experiencia pierde intensidad, desaparece la pasión por las cosas. La «sabiduría» que hemos alcanzado nos dará una perspectiva diferente sobre la vida y sobre nosotros mismos. Se relativizan cosas, la escala de valores se re-coloca. Hay un sentimiento de trascendencia, de que nuestro paso por este mundo ha de tener algún sentido, que dejaremos alguna aportación, alguna obra.
 
La soledad: Este es uno de los problemas comunes en esta etapa. Algunas personas mayores utilizan la manipulación y el chantaje emocional para llamar la atención y que estén por ellos. Esto crea tensión dentro de la familia y un malestar en los hijos y familiares. Una vez más, la aceptación de los cambios y una búsqueda sana de soluciones (como acudir a un centro de jubilados o a un centro de día) puede ayudar.
 

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