Hoy quiero compartir esta polémica carta de Olga Valyaeva, falsamente atribuída al Papa Francisco. Habla de los perjuicios de "vivir para los hijos".
No
vivas sólo por tus hijos...
Te
lo suplíco ¡no vivas sólo por tus hijos!
No
sólo NO lo necesitan, eso les hace daño.
Cuando
el niño se convierte en la razón de vivir de sus padres eso es
demasiado para él. Es como si lo encerraran en una habitación en la
que un día se acabará el aire; aunque al principio puede respirar,
llegará el día que empiece a ahogarse. Ahogarse en medio de tanto
“amor y cuidado“.
Por
eso te suplico, no vivas sólo por tus hijos. Encuéntrale otro
significado a la vida, encuéntrale otro sentido al hecho de ser papá
o mamá. Para que los niños y niñas que nazcan en nuestro planeta
no se conviertan en deudores y víctimas de tu ”caridad" y
cuidado.
Ama
a tu cónyuge. Los niños crecerán y él o ella se quedará contigo.
Puedes ser tú quien de ejemplo a los niños acerca de cómo llevar
una vida de pareja saludable, para que ellos mismos quieran tener su
propia familia, pero también puedes truncar el deseo de tu esposo o
esposa si te metes demasiado en los problemas de tus hijos y te
olvidas de él o ella.
Ámate.
No te olvides de ti mismo cuando luches por la felicidad de tus
hijos. No te niegues un vestido o una corbata (por ejemplo) por
comprar un nuevo juguete, no cambies tu salón de belleza o tu hobbie
por pagar un nuevo profesor particular; si tú no cuidas de ti mismo
¿qué le puedes dar a los demás? ¿qué ejemplo les darás? ¿qué
amor?.
Búscale
sentido a la vida más allá de lo material. Esta vida no es eterna y
así es aunque no quieras pensar en ello. La espiritualidad, la
religión, las oraciones (o cual sea tu manera de expresar tu vida
espiritual) pueden ser una fuente de energía y deseos de vivir que
te ayudarán a no apoyarlo todo sobre los hombros tus hijos.
No
vivas sólo por tus hijos, te lo suplico. Cuando encuentro niños y
adultos cuyos padres lo dieron todo y más por ellos, me duele mucho
verlos a los ojos. En muchos de ellos veo mi propio dolor, veo
tristezas, corazones rotos, almas vacías. Sus ojos gritan por ayuda,
gritan de dolor, de desesperación y de culpa. Ellos, como todos los
niños, quieren amar a sus padres, pero si lo hacen seguramente no
sobrevivirían a sus cuidados.
Dales
a tus hijos la oportunidad de vivir y respirar. Así podrán crecer y
desarrollarse en el área que tengan destinada. Nuestro rol como
padres es muy sencilla: regar a tiempo pero no ocultar del sol,
proteger de las malezas; después el niño, tal como una flor, podrá
crecer por su cuenta y mostrar lo mejor de sí.
Olga
Valyaeva
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