El síndrome post-vacacional es un
trastorno al que se le está dando cada vez una mayor importancia aunque no está
aceptado como enfermedad en las principales clasificaciones internacionales.
Hace unos años prácticamente era desconocida su existencia lo cual no quiere
decir que hubiera personas que lo estuvieran padeciendo.
El hecho de que hace años no
estuviera tipificado un problema como éste, se puede deber a que o no se
diagnosticaba o no existía. Si esto último es lo cierto, se está ante un
proceso que se ha generado en los últimos tiempos y por lo tanto en cierta
forma, fruto de la vida moderna. Esta relación causa-efecto con la modernidad
vigente puede hacer levantar sospechas sobre el posible origen en el estilo de
vida actual.
Es un proceso de adaptación necesario
cuando se entra de nuevo en contacto con la vida activa. Cuando ese proceso de
adaptación fracasa, entonces se generan una serie de molestias pero que no pueden
catalogarse como enfermedad, aunque enfermedad es cualquier problema que afecta
a nuestra esfera de bienestar. Este bienestar no incluye el aspecto solamente
físico sino que también abarca el emocional, social, etc.
Las personas que padecen este
síndrome sufren cambios que dan lugar a un malestar importante con una fuerte repercusión
sobre su calidad de vida.
Características
del síndrome
Este síndrome puede cursar de
diversas formas. Lo habitual es padecer a la vuelta de vacaciones un cuadro de debilidad generalizada y astenia. Puede
haber problemas de insomnio que
conviven con una somnolencia importante
a lo largo del día.
La capacidad de concentración y de toma de decisiones se ve limitada
así como la tolerancia al trabajo. Imposibilidad
de organizarse, acumulación de tareas, etc. Esta falta de tolerancia al trabajo
viene caracterizada como una sensación
de desidia y hastío. En otras ocasiones puede aparecer una sensación de angustia vital que puede llevar a un
bloqueo. Puede haber un cambio de carácter con cierta agresividad, sin embargo,
se establece habitualmente y de forma progresiva una sintomatología más propia
de un cuadro depresivo. Por todo ello, se afectan diversos aspectos del estilo
de vida.
Este síndrome puede cursar con
una intensidad muy variable y de diferentes formas, en algunos casos esta
variabilidad puede hacer muy difícil su detección. Esta falta de diagnóstico
puede llevar a manifestar una incomprensión hacia estas personas que puede
agravar el cuadro.
Telf.:
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