Toca las partes que más amas de tu cuerpo.
Da abrazos en la panadería, en el parque, en las puertas de toda la ciudad.
Besa a la gente en la mejilla.
Acaricia a tu perro o a tu gato un poco más.
Saborea la sensación de un pañuelo de seda, de una
pieza de madera, de las diferentes texturas.
El musgo, las cortezas, la roca y el agua.
Mientras más lo hagas te sentirás más a gusto con
el placer de tocar.


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