SUPERWOMAN

Hoy os voy a presentar a una mujer. Todos la conocéis. Es esa mujer que pretende llegar a todo y hacerlo todo bien. Trabaja, y no se conforma con hacer su trabajo: siempre se ofrece de voluntaria para cualquier extra: ir a terminar unos informes urgentes el sábado, organizar la cena de Navidad, hacer la colecta para el regalo de la compañera que se jubila, ir a comprar el regalo, preparar la fiesta sorpresa... pero aún haciendo de todo, cree que no es suficiente, que hay un compañero del departamento de contabilidad que la mira mal, (¿estará enfadado con ella?) y que cualquier otra persona es mejor que ella en su trabajo.

Cuando sale del trabajo, Superwoman recoge a sus niños del colegio. Les acompaña a la gincana de actividades que cuidadosamente ha elegido: porque su futuro es lo más importante: los pequeños van a inglés, a música, a tae-kwon-do, a clases de cerámica, también van al logopeda, a clases de refuerzo y ahora está pensando en apuntarles a teatro los viernes, porque el teatro es muy importante para los niños, les desinhibe y mejora su memoria y expresividad. Pero se siente culpable, porque no juega con ellos en casa. Debería organizar talleres en casa dos tardes por semana, para enseñarles a cocinar galletas y hacer manualidades. Y tal vez debería invitar también a sus amiguitos.

Al mediodía come muy rápido, de hecho, muchos días ni come, porque ha de ir al gimnasio dos veces por semana: desde que tuvo al pequeño, tiene una barriga horrible y los pechos caídos. Antes gastaba la talla 42... hay que recuperarla como sea. Otra tarde va a la peluquería y a depilarse. Hay que estar bien guapa para el marido, que se podría largar con otra más joven... Los otros mediodías los aprovecha para ir a la compra, mirar oportunidades de ropa para los niños y encargarse del regalo de cumpleaños de su madre, suegra, cuñada, amiga y prima.

Superwoman llega a casa sobre las 7. ¡Y qué sucia está la casa! Los niños tienen deberes. Y hay que bañarlos, recoger sus cosas. Ella está cansada y muy estresada. Y empieza a gritarles por todo. Mientras hace la cena, tiende la ropa, pone otra lavadora y prepara la comida de mañana, les grita a los niños, que no hay forma de que terminen de hacer sus cosas. Y hace 3 llamadas para organizar la cena y el cumpleaños. ¿Es que nadie hace nada si no lo hace ella?

Su marido suele llegar más tarde. Está harto de encontrarse con una mujer estresada y cansada, que les grita a todos y se queja constantemente. Le exige que se ponga a fregar el piso, el baño y que limpie el polvo. Cuando él le dice que no es necesario, que ya está bastante limpio, ella estalla: llora, culpa a todos de que su vida es un asco, de que sólo vive para trabajar, de que se equivocó de carrera y no tendría que haberse casado y haber tenido niños...

Pero, ¿por qué lo hace? Seguramente su padre opinaba que las mujeres no deberían trabajar, porque desatienden la casa y a sus hijos. Y que los hombres están más cualificados para el trabajo. Su madre la educó para ser un ama de casa perfecta. Su suegra, a menudo desaprueba el polvo de las estanterías y la mira de arriba a abajo porque siempre pensó que su hijo merecía “algo” mejor... y ella se esfuerza por contentarles a todos, por ser aceptada, y demostrar que puede hacer su trabajo mejor que nadie, que sus niños son los mejores, su casa la más limpia y ella es digna de su marido.

Debería PARAR y escuchar sus verdaderas necesidades. Dejar de intentar agradar a todos, o a lo que se supone que los demás esperan de ella. Plantearse qué necesita ella realmente y qué clase de mujer quiere ser, antes de terminar tomando pastillas para dormir, para el estrés, para la depresión...

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