Hoy quiero compartir con vosotros un cuento de Jorge Bucay sobre el dilema entre tirar la toalla o seguir luchando.
Había una vez
dos ranas que cayeron en un recipiente de nata.
Inmediatamente
se dieron cuenta de que se hundían: era imposible nadar o flotar demasiado
tempo en esa masa espesa como arenas movedizas. Al principio, las dos ranas
patalearon en la nata para llegar al borde del recipiente. Pero era inútil,
sólo conseguían chapotear en el mismo lugar y hundirse. Sentían que cada vez
era más difícil salir a la superficie y respirar.
Una de ellas
dijo en voz alta: “No puedo más. Es imposible salir de aquí. En esta materia no
se puede nadar. Ya que voy a morir, no veo por qué prolongar este sufrimiento.
No entiendo qué sentido tiene morir agotada por un esfuerzo estéril”.
Dicho esto,
dejó de patalear y se hundió con rapidez, siendo literalmente tragada por el
espeso líquido blanco.
La otra rana,
más persistente o quizá más tozuda, se dijo: “¡No hay manera! Nada se puede
hacer para avanzar en esta cosa. Sin embargo, aunque se acerque la muerte
prefiero luchar hasta mi último aliento. No quiero morir ni un segundo antes de
que llegue mi hora”.
Siguió
pataleando y chapoteando siempre en el mismo lugar, sin avanzar ni un
centímetro, durante horas y horas.
Y de pronto, de
tanto patalear y batir las ancas, agitar y patalear, la nata se convirtió en
mantequilla.
Sorprendida, la
rana dio un salto y, patinando, llegó hasta el borde del recipiente. Desde allí
pudo regresar a casa croando alegremente.
NOTA: Si te ha gustado este artículo, compártelo con tus amigos y deja tus comentarios.
No hay comentarios :
Publicar un comentario