"Mujeres que corren con los lobos"



Hoy en el Cajón de sastre he transcrito un fragmento de un libro que me gusta mucho, un clásico de la psicología femenina, "Mujeres que corren con los lobos", de Clarissa Pinkola Estés. Concretamente, este trozo nos hace reflexionar sobre los diferentes roles de una madre.

Si permanecemos demasiado tiempo con la madre protectora en nuestra psique, no podremos enfrentarnos con los retos que se nos planteen y bloquearemos nuestro ulterior desarrollo. Con ello no quiero decir en modo alguno que una mujer se tenga que lanzar a situaciones ofensivas o dolorosas sino que tiene que fijarse en la vida un objetivo por el que esté dispuesta a correr riesgos. A través de este proceso se afilarán sus facultades intuitivas. 

Entre los lobos, cuando una madre loba amamanta a sus lobeznos, tanto ella como sus crías pasan mucho tiempo holgazaneando. Todos se echan los unos encima de los otros en un gran revoltijo; el mundo exterior y el mundo de los desafíos quedan muy lejos. Sin embargo, cuando la madre loba enseña finalmente a sus lobeznos a cazar y a merodear, suele mostrarles los dientes, los mordisquea, les exige que espabilen y los empuja si no hacen lo que ella les pide. 

Por consiguiente, es justo que, para que podamos proseguir nuestro desarrollo, cambiemos la solícita madre interior que nos era benficiosa en nuestra infancia por otra clase de madre, una madre que habita en los más hondos desiertos psíquicos y es no sólo una escolta sino también una maestra, una madre afectuosa, pero también severa y exigente. 

Mujeres que corren con los lobos 
Clarissa Pinkola Estés



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