Un cuento corto para reflexionar sobre cómo no hay que dejarse influir por la opinión de los demás, ni sentirnos mal:
Yen Tzu era el primer ministro de Ch'i. Un día en que tenía que salir, la
esposa de su cochero observaba a su marido desde la puerta. El cochero estaba protegido
por un toldillo, según correspondía a su rango. Descargó el látigo sobre los
cuatro caballos, de buen humor y con talante satisfecho. Pero cuando volvió a
casa, su mujer le dijo que quería abandonarle. El cochero le preguntó el
motivo.
- Yen Tzu apenas supera el
metro y medio de estatura -replicó la mujer-, pero es primer ministro y goza de
renombre entre los señores del reino. Me he dado cuenta de que siempre que va
de viaje adopta un aire reflexivo y pone cara de humildad. Tú mides más de un metro
con ochenta centímetros, pero sirves a los demás como cochero y pareces estar
muy contento. Por eso quiero dejarte.
A partir de entonces, el cochero se sintió deprimido. A Yen Tzu le chocó
aquel cambio y preguntó el motivo. El cochero se lo dijo y Yen Tzu lo ascendió
de categoría.
Ssu-Ma
Ch'ien
Cuentos
fantásticos de China
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