A parte de la
crítica externa y la multiplicidad de opiniones respecto a la educación de los
hijos, de lo cual hablaba en el último artículo, uno de los principales
problemas al que se enfrentan los padres y madres es la falta de tiempo y/o energía.
Los niños son
omnipresentes. Están “en activo” las 24 horas. Sus necesidades son
prioritarias, pasan por delante de cualquier otra necesidad. “Si tengo sueño y
el niño llora, me levanto y le atiendo. Si tengo hambre y el niño también,
primero come él.” Cuando son bebés, está claro que debemos atender sus
necesidades. Pero cuando van creciendo, también muchas veces se erigen como
“centro del universo” y piden atención constante... Seguir leyendo...


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