Pensar sin
cabeza,
volar sin alas,
caminar sin pies,
observar sin
perturbar,
escuchar
sin interrumpir,
palpar sin crear
incomodidad,
disfrutar la flor
sin robarle su aroma,
entrar en ti y
ver tu realidad...
La verdad solo se
puede conocer en absoluto silencio.
No solo el
silencio de afuera es necesario, también el silencio interior.
Si al cerrar tus
ojos tu mente está en silencio
la puerta está
abierta para conocer la realidad que te anima a vivir.
Esa única
realidad que llena tu alma de luz y claridad.
Sin el silencio,
tu alma no tiene claridad, no tiene luz.
El silencio es la
atmósfera que el amor necesita para que tu alma brille.
El silencio en un
lado, el amor en el otro, le dan alas a tu corazón.
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