Una imagen de 2012

Se acaba el año y os invito a hacer un pequeño ejercicio: en una hoja, haced una línea en medio para separar dos columnas. A un lado, las cosas positivas del año. En el otro lado, las negativas. Es nuestro balance personal. Si lo dejamos por escrito, lo podremos coger dentro de unos años, y recordar cosas muy lejanas, y ver qué retos nos quedaron pendientes y alcanzamos más tarde, y también observar qué asignaturas vamos dejando pendientes año tras año.

No olvidéis poner al menos: un reto conseguido, una asignatura pendiente. Una nueva persona en nuestra vida, una que se ha marchado. Un nacimiento, y una persona que nos ha dejado para siempre. La alegría de que seguimos vivos, de la salud, de que seguimos hacia adelante, aunque a menudo tengamos que luchar. Las sensaciones no tan buenas, como la injusticia, la indignación, la tristeza... los problemas de la sociedad en que vivimos. Pero también todas las cosas buenas que se están moviendo dentro de las personas: la solidaridad, el altruismo, la sensibilidad hacia el sufrimiento de los demás... Los buenos momentos que hemos pasado con familiares y amigos. La alegría que nos transmiten los más pequeños. Una fiesta, una celebración, y también una despedida.


Os propongo quedaros con una imagen, una sola, que resuma el año. Una imagen que os recuerde un momento feliz. La felicidad no es un sentimiento permanente en el tiempo: la felicidad se compone de momentos puntuales, de instantes que hemos de almacenar en nuestra memoria, de vivencias que empiezan y acaban. Mi imagen es la puesta de sol desde el faro de Finisterre. ¿Cuál es la vuestra?

Os agradezco a todos los que me seguís en mi web, a los que me leéis de forma puntual y a todos y todas los que estáis presentes en mi vida. A todos os deseo un 2013 lleno de nuevas oportunidades, de vivencias, de nuevos aprendizajes y momentos que nos hagan disfrutar y nos recuerden la importancia de seguir vivos.

No hay comentarios :

Publicar un comentario

Entradas populares