El paso de la juventud a la vida adulta supone
abandonar la seguridad de los padres, para pasar a depender de uno mismo. Más
tarde o más temprano surge la necesidad de independizarse, de montar una casa
propia. También es la época en que la gente acostumbra a encontrar una pareja e
inicia una vida en común con otra persona. Se asumen nuevas responsabilidades y
se renuncia a ciertas comodidades. Hay momentos de miedo, de dudas, pero
también hay mucha ilusión. El cambio de una etapa de la vida a otra, se va
haciendo de una forma espontánea y paso a paso, con mayor o menor grado de
dificultad.
Pero ¿qué pasa cuando no
se puede hacer este paso, por los motivos que sean?
Pues aquí es donde surge la crisis. Más de una vez
he escuchado a personas decir: “tengo casi 30 años y no tengo un trabajo
estable, no tengo pareja ni hipoteca. Mi vida no tiene sentido”... Seguir leyendo...
No hay comentarios :
Publicar un comentario