Mueve tu casa, tu cama, tu cuerpo.
Camina. Ves a la montaña. Aléjate de la rutina del trabajo, de las relaciones nocivas y de los patrones de la vida.
Cambia tu perspectiva.
Acércate a aquellas personas con las que te puedes mostrar con autenticidad y nutren tus sueños más locos.
No necesitas mover montañas: trasladar una pequeña piedra puede hacer maravillas.
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