¿ESTOY TRISTE o ESTOY DEPRIMIDO?

A menudo, tristeza y depresión son dos conceptos que se confunden.
La tristeza es uno de los cuatro sentimientos básicos, junto con el miedo, la rabia y la alegría. Su expresión es el llanto. En sí, la tristeza no es “mala”, siempre y cuando sea la respuesta ante una situación lógica. Pero muchas veces se utiliza erróneamente la expresión “estoy deprimido” en vez de “estoy triste”.

¿Qué es la depresión?

La depresión es un trastorno que tiene bastante sintomatología asociada:
  • Falta de apetito o voracidad
  • Insomnio o hipersomnia (dormir demasiado)
  • Pérdida de la energía, cansancio crónico
  • Disminución de la autoestima
  • Falta de concentración
  • Dificultad para tomar decisiones
  • Sentimientos de desesperanza

Muchas veces la depresión no tiene una causa aparente, no hay un desencadenante claro, y la persona, sobre todo, tiene la sensación de ir hundiéndose en un pozo, cada vez más profundo, del que cuesta mucho salir. La familia, los amigos, etc. harán esfuerzos para hacer salir a la persona de casa, para animarla, etc. Pero cuesta un mundo superarlo. La persona deprimida, piensa mucho en el pasado, no tiene ilusión por el futuro, magnifica las malas noticias y minimiza las buenas. También tiene una fuerte disminución de la autoestima, se abandona a sí misma, no se cuida, no se arregla, no se ve bien con nada. Hay una falta de energía, una apatía que hace que la persona cada vez se abandone más.

No hay que confundir con la tristeza, que es una respuesta natural ante una situación determinada, como puede ser una pérdida (separación, muerte), el sufrimiento propio o de los demás, una enfermedad, una situación precaria, perder el trabajo, o la casa, etc.
Cuando hay una situación como una separación o una muerte, por ejemplo, la gente que rodea al que la ha sufrido, no le dejan vivir la tristeza por miedo a que “se deprima”. Algunos amigos y familiares, cargados de buenas intenciones, obligan a la persona a salir, a divertirse, le cuentan chistes para que se ría y no le dejan llorar de ninguna manera, como si llorar fuera algo malo. Cuando alguien ha sufrido una pérdida, o acompaña a un familiar enfermo, etc., es sano que llore, o que pase un tiempo más aislado, más meditativo, etc. Es lo que llamamos “el proceso de duelo”. Generalmente, es un proceso que evoluciona de una forma natural y se supera por sí solo.

¿Cómo podemos ayudar a un amigo o amiga que está triste porque se acaba de separar, o se le ha muerto alguien cercano, o tiene a alguien cercano enfermo, o no encuentra trabajo, etc.? Primero de todo, respetar su tristeza. Es normal que esté triste, y es normal y sano que llore. También le podemos preguntar si necesita estar solo o acompañado, y respetar sus espacios. Pedirle qué necesita. Acompañar, quiere decir, que si llora, le hemos de dejar llorar, podemos llorar con él, o dejarle nuestro hombro, pero nunca decirle “no llores”, o intentar “razonar los sentimientos”, con frases como “no sirve de nada llorar”, “qué tontería”, etc. Esto sólo lo hacemos para calmar nuestra propia angustia y no le ayudamos. Quizá también necesite hablar. Escuchémosle, pues, sin juzgar.

Aunque es más complejo, podemos resumir que el sentimiento principal del deprimido es el desánimo y la apatía y el de la persona triste es la pena.

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